Hoy presentamos un ensayo realizado por José A. Escudero, Catedrático de la Universidad Complutense y Director del Instituto Historia de la Inquisición. El trabajo es una síntesis equilibrada, y está ubicado dentro del conocimiento histórico actual, y apartado del mito engendrado por la Leyenda Negra, creada por los enemigos de España, cuyo imperio se extendía por todo el mundo.
La Inquisición como toda obra humana estuvo inmersa en la sociedad existente en cada momento, y sus fines represivos siempre estaban en función de los intereses operantes.
En la actualidad, nuestra sociedad civil funciona con el pensamiento que marca la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada el 10 de diciembre de 1948, por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Declaración que en sus artículos 18 y 19 son totalmente opuestos a los delitos que perseguía la Inquisición.
En España los Derechos Fundamentales, fueron recogidos por primera vez, en la Constitución de 1812, en plena guerra de la Independencia. Los eventos posteriores a la guerra anularon esos Derechos, y restituyeron la Inquisición, hasta que fue finalmente abolida en 1834, una vez muerto Fernando VII.
Los orígenes de la Inquisición española están vinculados al proceso de unificación emprendido por los Reyes Católicos. España al comienzo de la Edad Moderna era una sociedad feudal en toda regla, donde, los Monarcas tenían que enfrentarse a muchos señores feudales, con dominios sobre territorios, y amparados por multitud de fueros, que eran diferentes entre unas y otras regiones. Por otro lado, los católicos, judíos y los musulmanes, vivían juntos. Se propagaron leyendas de actos sacrílegos realizados por los judíos y por los conversos, después de la expulsión. Las circunstancias imperantes motivaron a los reyes la implantación de la Inquisición española, que fue autorizada por Sisto IV, en 1478 y aprobada por las Cortes celebradas en Toledo en 1450.
El nuevo organismo además de ejercer su función de vigilancia, sobre la unidad y ortodoxia religiosa, permitió a la Monarquía un poder político, concentrado en sus manos y que estaba por encima de los poderes feudales y foráneos. La utilización política de este poder, les permitió el dominio de todo los territorios y sus moradores.
La lectura del ensayo se puede realizar en el siguiente enlace:
LA INQUSICIÓN
HERODOTO
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